Alvaro Javier Calderón

Cosas mías

 

AQUÍ NO SE PUEDE EMPATAR

 

El fútbol ha sido el motivo de inspiración de escritores de todo género, los cuales han plasmado su pasión y sentimiento en: novelas, cuentos, poemas y composiciones musicales que le cantan o le hacen referencia, inmortalizando su práctica, reconociendo a hinchas o vinculándolo a la historia de los pueblos.

 

Jairo Varela, hombre de una gran vena musical, lo elevó a la máxima potencia, cuando en 1984 incluyó en ‘Cali pachanguero’ los versos que le dieron un nuevo sentido el viejo clásico vallecaucano: “Un clásico en el Pascual, adornado de mujeres sin par, América y Cali a ganar, aquí no se puede empatar”.

 

El viernes 12 de abril de 2024 se jugó la versión 303 de gran duelo de verdes y rojos, desvirtuando, en parte, la referencia que del clásico hace la canción de Varela, pues apenas lograron un empate 1x1, ofreciendo a los espectadores un lánguido compromiso plasmado de errores e ineficacia al momento de buscar al marco adversario.

 

Las mujeres sin par, estaban en la tribuna, los seguidores de las dos escuadras alentaban desde antes del inicio, el juez central, Wilmer Roldán, daba las garantías requeridas, pero los protagonistas salieron a no perder y en ningún momento dieron muestras de querer un triunfo que asegurara, al rojo su ventaja sobre el noveno en la tabla, para seguir con paso firme en el grupo de los elegidos y, al verde le permitiera alejarse del fondo, desde donde la B lo mira de reojo.

 

El clásico del viernes contó, como hecho central, con la irascibilidad de los hinchas verdes que, arremetieron, antes del inicio del segundo tiempo, contra los hombres del América arrojando guijarros y elementos contundentes, sobre la zona de la portería de Graterol, portero de los rojos; El juez central tuvo que esperar 40 minutos para reanudar el juego en su segunda mitad.

 

El fútbol, o por lo menos el buen fútbol no se vió en la cancha de Palmaseca. ¿Qué pasará con los llamados grandes de la Liga colombiana? ¿Dónde se quedó el buen fútbol? ¿De quién es la culpa? Los interrogantes son difíciles de responder, por el momento; sin embrago, la reflexión debe quedar para todos: jugadores, hinhas, directivos de los equipos, directivos de la Dimayor, la Federación de fútbol y los periodistas. Éstos últimos son los llamados a buscar los motivos de la situación, con el fin de plantear posibles soluciones que lleven a evitar la debacle que se aproxima a pasos agitados.

 

Por ahora, como colofón se puede decir que, los clásicos se quedaron en el recuerdo; y el de Cali, en la vieja canción de Varela, la cual seguirá retumbando en las discotecas de la quinta y en las fiestas del barrio: “Un clásico en el Pascual, adornado de mujeres sin par, América y Cali a ganar, aquí no se puede empatar”.

 

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